Mantenerla es lo díficil.
Cuando llegas a ese punto, es bueno, lo que pasa es que si se convierte en rutina, ya no es tan bueno e interesante.
Habrá que saber como mantener esa delgada línea sin caer en algo repetitivo e insulso.
Cuando depositas tu trasero en ella te sientes uffffffff joder!! que agustito ..... miras atrás y has dejado
la "anormalidad"....... la tormenta ha pasado.
Y claro cuando ves que es posible que se rompa por algo que llega inesperadamente es cuando la ves peligrar.
Habrá que sopesar entonces si quieres seguir disfrutándola o quieres empezar de nuevo a mojarte con la tormenta.
Se te presenta esa disyuntiva que no sabes de donde coño sale (o si) y ¿que haces? pues nada, te
quedas como estás.
Por que si rompes la normalidad, es posible que veas lo que hay fuera y quieras tener lo que no tienes, quieras hacer lo que no haces, quieras estar donde no estás.
Eso pasa cuando sales de la normalidad que al fin y al cabo es una rutina aburrida.
Quién me mandará salir de casa.
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